Sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba. Desde el inicio del partido, los tres factores tácticos de los que depende la victoria en un partido no funcionaban: ataque, defensa y portería. En ataque, los pases no eran precisos, oportunidad que aprovecharon los locales para correr contraataques y aumentar la ventaja en el marcador. En defensa, la intensidad era muy leve, y la comunicación para defender al pivote, casi nula. Y en portería, una falta de concentración que hasta los extremos cerrados conseguían encajar gol. Tal era la falta de precisión e intensidad que a Stadium no le costó irse de ocho goles al descanso frente a la peor versión de los azules.
En el vestuario, el objetivo era claro: había que jugar como nosotros sabemos. Habíamos remontado resultados peores y esta vez, tenía que ser igual, así que el equipo salió de nuevo al 40x20 a intentar darle la vuelta al partido.
En la segunda parte, el cambió se notó una barbaridad. Mayor intensidad en defensa, rápidos en los contraataques, precisos y fluidos en ataque, y acierto en portería. Sin embargo, remontar ocho goles fue una tarea casi imposible, ya que los locales tampoco bajaron el ritmo de juego, pero el coraje que los jugadores de Bruno Cerro fue espléndido. Pero se agotó el tiempo cuando Stadium estaba solo a 3 goles de diferencia. (35-32)
Simplemente un mal partido. Hemos perdido la batalla, pero no la guerra. Seguiremos trabajando.
CIPOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOTE! A GANAR!
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